9 de septiembre de 2010

03 – No sólo tienes que seguir. Cuestiona

¿Te has dado cuenta cómo solemos preocuparnos por cosas insignificantes? Tu sabes, estrés del trabajo, el tráfico, las preocupaciones de dinero, cosas de la casa y miles de tonterías por las cuales unos se estresa. El 99% de estas cosas son simplemente eso, tonterías. Son cosas que no van a cambiar el curso de mi vida, de la gente que está a mi alrededor y mucho menos el paso de la humanidad. A veces se necesita de un momento de calma (como es este para mí) para preguntarse por qué somos tan tontos y preocuparnos por estas cosas. A veces se requiere de un evento importante en la vida de uno para poner las cosas en la perspectiva correcta. Cuando mi esposa y yo comenzamos a lidiar con su enfermedad nos vimos obligados a poner todas nuestras preocupaciones en la balanza y estuvimos un poco más lúcidos para discernir las cosas importantes de las triviales. Pero, ¿necesitamos de un evento de ese calibre para darnos cuenta? ¿Por qué será que gastamos energía en cosas sin importancia? ¿Por qué no la guardamos para los momentos que son realmente cruciales? Muy fácil decirlo, muy difícil de poner en práctica. Después de la eliminación de Argentina en el último mundial me dije que no volvería a ponerme nervioso por un partido de fútbol, pero dentro de cuatro años, en el próximo mundial voy a estar al borde de un ataque de nervios.

Yo no sé si es que ahora estoy más consciente que Dios está con nosotros, o es que El se está revelando más a mí. Cuando me sentía perturbado por algo o simplemente me sentía mal solía volver a mi casa y quizás prender la televisión, mirar una película o jugar a algún video juego. Pero ahora descubrí que leer la palabra de Dios tiene un gran efecto calmante. Quizás me lleve un poco concentrarme en lo que estoy leyendo, pero luego de leer unas tres o cuatro veces la misma oración empiezo a agarrar el sentido de lo que leo y me puedo relajar. Más aún, una vez que estoy relajado puedo entender y escuchar lo que las palabras me dicen (bueno, no siempre). Me percaté que cuando mi esposa y yo juntos leemos la Biblia, ambos nos sentimos más cerca el uno del otro, más felices y sin tantas preocupaciones.

Me dí cuenta también que cuando uno habla de leer la Biblia se tiende inmediatamente a asociarlo con la iglesia, la misa, el pastor, el cura y toda la ceremonia y rituales que conocemos. Creo que la palabra de Dios va más allá de eso. No digo que eso no sea importante, pero creo que es complementario. Como veo las cosas ahora es que Dios a través de su palabra, a través de la Biblia, nos está mostrando un camino para vivir una vida más llena. El mensaje es básicamente un mensaje de amor, tolerancia y respeto. Amor hacia nuestros seres queridos y también hacia los no tan queridos (un concepto difícil de aceptar y más difícil aún de llevarlo a la práctica). No creo que la palabra sea una serie de reglas que tenemos que seguir o si no terminamos en el infierno. La veo como una guía de amor y preparación para una vida siguiente. Ya sé que en este momento alguno me puede refutar esto. Me pueden decir que me faltó esto o lo otro. Académicamente y teológicamente hablando me pueden dar una tonelada de razones por qué estoy errado y qué es lo que falta. Incluso me pueden decir que esta es una manera muy simple y escueta de ver la palabra de Dios. Pero para ser honesto, no creo que Dios quiera jugar en forma difícil. ¿Qué uso tendría su palabra si fuera tan difícil que nadie la entiende? Puede también haber aquellos quienes opinen que estoy totalmente equivocado, que no hay nada de cierto en lo que dice la Biblia. Lo respeto, siempre hay diferentes opiniones. Pero dentro de mi visión simple esta es la forma en que lo siento hoy en día. Creo que el mensaje que Dios nos está dando va más allá de esta vida. Nos está dando la receta, los ingredientes y los pasos que necesitamos para alcanzar esa nueva vida.

Yo trato de no creer en algo porque alguien simplemente lo dice. Creo que hacer eso sería hacer algo sin sentido. Abre las puertas a ser manipulado, a ser parte de las masas, a ser una estadística, un dato en una planilla de cálculo. Es fascinante cómo algunas personas caen en lo que otros piensan y quieren que piense. Quizás sea por conveniencia; alguien más les hace el trabajo duro (el proceso de pensar). Esto no quiere decir que no respetemos la opinión de los otros; tampoco significa que no debemos escuchar a nadie o aprender de quienes estudiaron y tienen más experiencia que nosotros. Sería muy pedante de nuestra parte pensar que nadie nos puede enseñar nada. Si ese fuera el caso para qué ir a la escuela. Entonces, ¿está mal seguir algo sin cuestionamiento? Yo creo que no solo está mal sino incluso es peligroso. Si tenemos una mente, ¿por qué no ponerla a trabajar? Podemos usar nuestra mente para pensar lo que queramos, pero una de las cosas que podemos hacer con ella es ponerle un signo de pregunta a cualquier oración. Muchas veces ser un seguidor es producto del miedo o desconocimiento. Esto lo podemos ver inclusive hoy en día. Solo lean las noticias de cualquier día y verán como gente sigue a alguna figura política sin tener idea de por qué lo hacen. Hay personas que están siendo constantemente manipuladas de las formas más variadas, con promesas, amenazas, corrupción, etc. Sin ir más lejos en sistemas democráticos, la gente no piensa o no cuestiona. ¿Cuántas veces escuchamos decir “voto por este candidato porque todo el mundo lo vota”, o “el candidato que me gusta no tiene ninguna oportunidad, así que voy con la mayoría”? ¿Cuántas veces hemos visto manifestaciones en donde la gente no tiene idea por qué está ahí, e incluso les pagan por participar? ¿Cuántas veces se compran los votos? Quizás no con dinero en efectivo, pero que se pagan con promesas que nunca se cumplen. En cosas más mundanas como el gusto de una película, ser amigo de ciertas personas o ser fanático de un equipo de fútbol, ¿cuántas veces somos influenciados por otros y ni siquiera nos lo cuestionamos? Generalmente en los países con mucha tradición de fútbol, una vez que uno se vuelve hincha o fanático de un equipo se queda con ese equipo para toda la vida. Si tu equipo es uno bueno, tendrás algunas alegrías de vez en cuando. Pero si tu equipo es pésimo, como el mío, terminas sufriendo una condena eterna. ¿Cuántas veces he insultado a mi equipo, lloré, me enojé, cuestioné al técnico y a los jugadores? Miles. Pero nunca me cuestioné el por qué soy fanático de ese equipo. Cuando a uno le preguntan por qué sigue a ese equipo tan malo, generalmente se termina diciendo “bueno… mi papá/tío/amigo me volvió hincha” (Ojo, todavía no llegué al estado mental en el que esté dispuesto a cambiar de club; en este caso acepto la carga que llevo sobre mis hombros). Estamos constantemente influenciados por otros, a veces lo hacen a propósito, otras en forma inconsciente. A través de la historia, entidades de poder como los gobiernos y las religiones han sido quienes más influyeron en la vida de la gente. Muchos gobiernos, sobre todos los totalitarios han querido implantar sus ideas y el que no está de acuerdo no la pasa bien. Si consideramos todos los gobiernos de la historia de la humanidad, estoy seguro que cerca del 95% de estos han sido totalitarios. Es solo reciente que algunos gobiernos son un poco más tolerantes.

Afortunadamente vivo en una época y un lugar en donde puedo cuestionar cosas. Soy capaz de preguntarme qué hay después de la vida, soy capaz de preguntarme si Dios realmente mando a Jesús para salvarnos de nuestros pecados. Me pregunto a mi mismo si lo que Dios dice en la Biblia es cierto. ¿Es Jesús el hijo de Dios? ¿Se alcanza el cielo solo a través de Jesús? ¿Nos vamos al cielo o al infierno? ¿Nuestra alma muere cuando muere nuestro cuerpo? Me considero una persona racional, no soy un científico, pero tuve cierta educación científica y puedo decir que no hay forma de responder a estas preguntas desde un punto de vista puramente científico. Quizás la mejor respuesta que la ciencia pueda dar en este sentido es “no sé”. La única forma de poder responder a esto es a través de la fe (o la falta de la misma según algunas personas). El único que fue capaz de decir qué hay después de esta vida fue Jesús. Lo que la gente nos puede decir hoy acerca de la vida después de la muerte, de la vida eterna, proviene de lo que Jesús nos enseñó. Por supuesto podemos preguntarnos también si esto es cierto o no. Muchos pueden darme mil razones para no creer en lo que Jesús dijo, pero también puedo pensar en mil razones para creer que es verdad. Aquí el punto clave es la fe. Sin fe las respuestas son fáciles. Con fe las respuestas son difíciles. Con fe podemos responder con un simple sí a muchas cosas pero es muy difícil de digerir, de interpretar y sobre todo de poner en práctica.

Yo hice las preguntas y creo haber encontrado respuestas. Creo que Dios es verdadero. Creo que la Biblia es su palabra, no un rejunte de escritos de hombres muy iluminados. Creo que Jesús es el hijo de Dios que vino a este mundo para salvarnos muriendo por nosotros. ¿Por qué? Bueno, después de escribir todo lo que escribí no puedo decir “porque la Biblia lo dice”. La razón principal es que veo su obra todos los días. Veo y siento su presencia. Le he pedido y ha venido. Como escribí en mi primer artículo he visto su trabajo de primera mano cuando proveyó de los medios para sanar a mi esposa. Le pedimos cada día por ella y no solo lo hizo sino que también se terminó revelando a mí. Me hizo ver que El está aquí en este preciso instante. No solo conmigo mientras escribo esto, sino que también contigo mientras lo lees. Me hago la pregunta de si debo creer y me muestra la respuesta. Algunas veces la respuesta es a través de algo que le pedimos. A veces se muestra a través de su obra con otros. He escuchado testimonios de milagros. Considero que los milagros no solo ocurren en la Biblia. Ocurren todos los días. Más allá de lo que uno considera por los “milagros verdaderos” (sanación de enfermedades, recuperación de un estado de muerte, etc). ¿Cómo es que cuando alguien se acerca a Dios empieza a sentirse mejor? Eso es un milagro por sí mismo.

Hace unas semanas escuchamos (contado por el protagonista mismo) la historia de un hombre que estaba viviendo una vida bastante mala. Si mal no recuerdo dijo que tenía dos o tres hijos pequeños. Contó qué tanto su vida era un desastre y cómo no paraba de hacer malos movimientos uno atrás del otro. Había echado de la casa a su esposa. Vivía totalmente desconectado de Dios. Además de su vida desastrosa, una de las cargas más pesadas que tenía era su hijita que sufría de autismo. Quizás esta era una de las razones por la cual su vida era una ruina. Me da la sensación que tener que lidiar con una niña autista era demasiado para él y la situación era tan aplastante que así llegó al pozo en el que estaba. Era la noche antes del día del padre y el señor había tocado fondo. Estaba en un estado de tanta desesperación que comenzó a implorarle a Dios pidiéndole que le dé una señal, le pidió simple y específicamente que sane a su hija. A la mañana siguiente, en el día del padre, se despertó y en ese preciso instante entró su niña. Ella lo abrazó y comenzó a hablar y comportarse como una niña completamente normal. Fue como que si ella nunca hubiese tenido autismo. Solo de recordar la historia esta se me pone la piel de gallina. No hubo doctor o terapia que pudo curar a la niña. Esto fue una demostración del trabajo de Dios en todo su esplendor. Este señor, no solo recibió el mejor regalo de día del padre que había pedido, sino que también abrió la puerta para que Dios entrara en su vida. Cuando voy por el proceso de cuestionar si Dios es una realidad y veo este tipo de demostraciones, mis preguntas son respondidas. Uno puede decir que un incidente en particular no es suficiente para creer en Dios, pero si le preguntamos al hombre de esta historia si esto es razón suficiente, el va a tener una respuesta rápida y afirmativa para darnos. Luego de ese día del padre, siguió contando, cómo su vida cambió. Decía que ahora era un hombre totalmente diferente, se sentía renovado. Volvió con su esposa y arreglando sus cosas, pero por sobre todo agradeciendo constantemente a Dios por haber curado a su hija, por haberle dado una vida nueva y la oportunidad de vivirla con plenitud.

¿También me pregunto, pudo esto haber sido una coincidencia? Puede ser, ¿pero de qué tipo? ¿Qué acciones coincidentes ocurrieron para que la mente de la chiquita se reordenara de repente de forma tal de que ahora ella es normal y se comporta como cualquier otra niña? Quizás dentro de 300 años en el futuro seamos capaces de ver cómo las neuronas del cerebro se reorganizan entre ellas, probablemente entenderemos un poco más la psiquis del la mente humana, pero incluso llegado ese caso, nunca sabremos el por qué de tal reacomodo de neuronas. Debe de haber algún detonante y, en este caso, no hubo ningún estímulo físico o químico. Me acuerdo de un profesor de química de la universidad que solía decir “yo les puedo explicar qué es lo que ocurre, pero no por qué. Para saber por qué pregúntenle a Dios”. La mente de uno puede seguir preguntándose este tipo de cosas pero llega un momento en que todas las flechas apuntan a un solo punto, a Dios.

Desde que estoy teniendo un poquito más de comunicación con Dios he notado que está constantemente con nosotros. Como dije en mi artículo anterior, siento que está en todas partes y que realmente nos cuida. Creo que para que podamos ver esto debemos prender la luz. Es mover ese interruptor de luz chiquito e insignificante. Con solo el movimiento de un dedo y moviendo el interruptor podemos iluminar una habitación entera. Incluso con el movimiento de un pequeño músculo de la mano una planta generadora de electricidad puede iluminar una ciudad completa (cuidado, la podemos dejar a oscuras). Un movimiento pequeño, casi insignificante, puedo producir resultados increíbles. El encendido de una luz puede iluminar nuestras vidas en formas que uno no llega a imaginarse. No se cuales son estas formas, pero las pocas que vi hasta ahora me gustan. Uno mismo puede prender su luz, no es necesario que nadie te diga cómo prenderla. Si abrimos nuestros corazones y nuestras mentes y veremos cómo las respuestas a las grandes preguntas están disponibles. Uno puede ser dueño de sus creencias. No se necesita que nadie nos diga en qué creer. Encendiendo la luz nos permitirá pararnos enfrente de cualquier persona y decirles por qué tenemos fe. No necesitaremos ir a lugares que otros nos dicen que tenemos que ir, iremos a los lugares que nosotros decidamos ir. Podremos tomar nuestras propias decisiones y decir por qué creemos en Dios. Yo estoy feliz de poder decir que esta es la ruta que yo quiero ir y no la que otros me dicen que tome.

Habiendo visto, escuchado y leído acerca de la bondad de Dios y lo que El hace diariamente, la sanación de enfermos, el sacar a gente de situaciones desesperantes, su protección, su guía, es parte de por qué creo en El. La otra parte es fe. Como dije anteriormente, no tengo pruebas materiales de que haya vida eterna, pero con todas estas demostraciones que hasta ahora ha hecho, Dios se ha ganado crédito. Tiene un excelente crédito en mi banco. Es por eso que la fe no es ciega. No es irracional. Uno puede tener fe basado en cosas muy prácticas. La receta de la fe tiene una parte de hechos, una parte de apertura de mente, un poquito de encendido de luces y muchas partes de buena disposición para invertir en el futuro.

Dios envió a su hijo Jesús para enseñarnos acerca del Reino de los Cielos. Nos dio muchas enseñanzas, pero por sobre todas las cosas dio su vida por nosotros. Entonces… ¿por qué simplemente no lo aceptamos?

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” – Juan 3:16

Prueba encender la luz…

5 comentarios:

  1. Amigo: una luz no se enciende para esconderla. Una luz encendida no se puede cubrir tan facilmente. Espero que esta Luz brille en ti y en tu familia por siempre

    saludos

    Mirtha

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  2. Bien santiago, en la semana te hago unos comentarios, como pones en tu escrito estoy a las corridas con este ritmo de vida que nos impones, es interesante tu articulo y mucho para decir yse merece su tiempo.corto te digo que me alegra tener esta conexion que es por lo menos un cable a tierra para parar un poco y reflexionar, como cuando estaba en el movimiento de vidsa cristiana me daba tiempo para todo esto y me hacia muy bien, pero cuando lo deje a nuestra edad no hay muchos grupos y hace falta para poder entrar en razon con todo lo que vivimos y parar la pelota un poco para poder ver nuestro interior y nuestro alrededor, si no la vida pasa y pasa......

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  3. Como buen ateo que soy podría discutir mucho sobre los temas de tus blogs pero yo siempre fui de pensar que cada uno tiene derecho a creer lo que quiera siempre que no quiera imponerlo a los demas. Me parece muy bien que compartas tus ideas y justamente como en este blog hablas del cuestionamiento y no es mi intención cuestionar tu fe pero si creo que has cometido una equivocación garafal al decir "Sin fe las respuestas son fáciles." Hace años que deje de creer primero en el equipo de Dios(religión) y luego en creer en Dios mismo pero te digo que desde que comencé ese camino la respuesta nunca ha sido fácil sino que a mi parecer todo lo contrario.
    Besos,

    Tani

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  4. cada vez mejor.me encanto te ama mama.

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  5. Realmente la necesidad de Dios aparece cuando uno esta alejado de El. Uno siente que le falta algo, y cuando uno vuelve a estar en contacto con El (a traves de la oracion) comienzan a pasar cosas: uno esta mas tranquilo, ve las que las cosas son mas faciles, hasta se le presentan oportunidades que antes no estaban. Entonces uno se agranda (Si Dios esta conmigo, quien puede estar contra mi?) y ve que hay un motor que te da energia para hacer cosas por los demas.
    Uno a veces se cuestiona si esto es verdadero o uno hace terapia rezando y uno es el que se autoayuda. Entonces uno como ser racional se lo pregunta. Pero aparte de todos los signo que me dio Dios de su existencia, el otro dia llegue al local de una chica y vi un cuadro con un paisaje un una cita biblica. Entonces al preguntarle por que lo habia puesto en su local, me contesto que ella era totalmente incredula hasta que le detectaron una enfermedad terminal en uno de sus pulmones. Despues de recorrer medicos y hacerse estudios, unos amigos la llevaron a un templo y oraron por ella y ella se encontro con Dios. Como ya no tenia salida, queria estar bien con el creador. Pero cuando fue nuevamente a hacerse los chequeos, todo lo que tenia desaparecio. Ella, de formacion universitaria, no podia entender como habia pasado. Y desde ahora consagro su vida a Dios, en signo de agradecimiento y para que todo el mundo sepa que existe a traves de su experiencia.
    Sinceramente, como decimos en Argentina, es creer o reventar. Pero en lugar de cuestionar las dudas frente a los hechos, deberiamos destacar los hechos frente a las dudas de que Dios existe y siempre esta al lado nuestro.
    Javier

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